Comencemos diciendo que la película me encantó. No es de esos filmes trascendentales que aparecen una vez por lustro, pero sí es una sobresaliente cinta. Aclaro esto con tal simpleza porque no me extenderé en sus virtudes, sino que justamente en todo lo contrario, ya que pienso que es lo más debatible y analizable.
Sabemos que la narrativa de Tarantino tiene un notorio sello (llámese también estilo, forma, revestimiento e incluso estructura), pero me surge el predicamento acerca de qué debe primar: ¿la historia o el sello? El que goza de una lógica implacable podrá pensar que es una pregunta manoseada y me responderá que ambos deben complementarse. Y el que le da una vuelta más, podrá decirme que en el cine primero viene la historia y luego el estilo. En fin. El punto es que esta historia en particular es ingeniosa y con momentos brillantes, como el inicio del filme, ciertos diálogos y aquella escena en el bar-sótano, pero se ve pululada por intromisiones. Me refiero a ese maletín de recursos estilísticos que a ratos saca a relucir Tarantino, como diciendo “aquí estoy yo”. Que no se malentienda: divierten, pero también entorpecen. Está claro que en Kill Bill y Death Proof calzan, pero siento que aquí quitan fuerza a la narración. Asimismo, el progresivo humorismo en el personaje de Brad Pitt (teniente Aldo “El apache” Raine) también me inquieta, vale decir, me hace pensar que el tono de la cinta es un tanto ambiguo. Concluyendo: me parece que los mejores momentos del filme se dan cuando Tarantino se pone al servicio de la historia, más que cuando la historia se pone al servicio de Tarantino.
Sabemos que la narrativa de Tarantino tiene un notorio sello (llámese también estilo, forma, revestimiento e incluso estructura), pero me surge el predicamento acerca de qué debe primar: ¿la historia o el sello? El que goza de una lógica implacable podrá pensar que es una pregunta manoseada y me responderá que ambos deben complementarse. Y el que le da una vuelta más, podrá decirme que en el cine primero viene la historia y luego el estilo. En fin. El punto es que esta historia en particular es ingeniosa y con momentos brillantes, como el inicio del filme, ciertos diálogos y aquella escena en el bar-sótano, pero se ve pululada por intromisiones. Me refiero a ese maletín de recursos estilísticos que a ratos saca a relucir Tarantino, como diciendo “aquí estoy yo”. Que no se malentienda: divierten, pero también entorpecen. Está claro que en Kill Bill y Death Proof calzan, pero siento que aquí quitan fuerza a la narración. Asimismo, el progresivo humorismo en el personaje de Brad Pitt (teniente Aldo “El apache” Raine) también me inquieta, vale decir, me hace pensar que el tono de la cinta es un tanto ambiguo. Concluyendo: me parece que los mejores momentos del filme se dan cuando Tarantino se pone al servicio de la historia, más que cuando la historia se pone al servicio de Tarantino.
7 comentarios:
Te recomiendo escuchar el último podcast de All Movie Talk, donde hablan de películas del 2007, 2008 y 2009 que han destacado, cerca del final hablan de Inglorious Basterds y creo que es la opinión más limpia con respecto a tú opinión que he visto.
http://www.allmovietalk.com/?p=381
Finalmente, mi opinión: "Hey, es Quentin, déjalo ser".
Vale por el dato del podcast; lo chequearé cuando tenga un tiempo.
Y nótese que sólo hable de lo discutible de la película; a mi me encantó y lo pasé la raja viéndola, pero de repente hay que cuestionar a Tarantino, aunque sea con un afán ocioso de perfeccionismo.
Buenas buenas, muy bueno el blog.
Algo parecido me viene pasando con las últimas películas de Tarantino. Sin poner en duda su talento, sin pretender siquiera señalar (quien soy yo para hacerlo) algún paso en falso, sí es evidente (o así me parece) que la autorreferencialidad es el destino común de muchas cosas que antes me encantaban por su frescura. Cito por ejemplo a Los Simpsons, que se han vuelto una parodia de sí mismos (parodia bastante insoportable, por cierto), y del mismo modo, a medida que pasa el tiempo, Tarantino va volviéndose una parodia de Tarantino parodiando al cine clase B. Una lástima.
Pero también debo reconocer que, en mi caso, no voy a ver otra cosa que a su tarantinez desparramada ahí en la pantalla, disfrazada de cualquier historia, que a esta altura es una mera excusa, no?
Ya llegarán otros a filmar buenas historias, esperemos.
Saludos
Ah, aclaro, la película me encantó.
Pero no puedo evitar quejarme, un hinchapelotas.
Saludos nuevamente
Archibald Tuttle: Completamente de acuerdo contigo.
A mí la película me gustó (dificíl que Tarantino realice un mal film) pero creo que es de las más flojas de QT. Como bien señalas, a veces cae preso de su estética. La sensación de que en varias oportunidades se encarga de subrayar su ingenio es grande, y molesta.
Por último creo que hay un serio problema en la dirección de actores de Bastardos... Todos manejan diferentes registros (sobre todo la rubia del cine de quién no recuerdo el nombre)
Todavía espero LA PELÍCULA de Tarantino.
Nahue: Tienes razón. Creo que varios concordamos en el asunto de la estética versus trama o contenido. Por eso creo que Tarantino siempre generará en quienes conocen su filmografía una relación de amor-odio.
Respecto a lo que dices de la dirección de actores, concuerdo en lo relativo a Brad Pitt y Eli Roth, dado su humorismo un poco exacerbado, pero Christopher Waltz, en cambio, se manda un papelazo.
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