Hace rato que se habla de Chuck Palahniuk. Se hizo mundialmente conocido con la película “El club de la pelea”: la adaptación de su primera novela. A partir de ese momento se ha ido transformando en uno de los lugares comunes de la literatura chatarra. La llamo así, porque a veces no queremos algo nutritivo -piénsese Dostoievski o Kafka-, sino que optamos por una hamburguesa -piénsese Stephen King o Chucky Palahniuk-. O para hacer el contraste más digno: Tarantino -chatarra- o Tarkovski -nutriente-.
Chucky es el rostro visible de una literatura escondida -no por eso escasa-: la literatura de los excesos. Son recurrentes en su prosa el sexo y las drogas. Palahniuk tiene algo de Stephen King y de Charles Bukowski, pero en un tono mucho más actual. Alberto Fuguet lo definió así: “Chuck Palahniuk es ver videos pornos y comer papas fritas en lugar de masturbarse”.
Los dejo con su cuento “Tripas”. Sí, ese que causó vómitos en cadena cuando Palahniuk lo leía en conferencias. Y como bonus track: el video de un desmayo en plena lectura del relato.
1 comentario:
Hello. And Bye.
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