La idea era pasar una tarde con Garden State y Elizabethtown. Quería ver películas con protagonistas fracasados, con familias disfuncionales, con problemas de identidad y con intentos de suicidio. Y quería verlos levantarse. El plan no funcionó: las vi con una semana de intervalo. Pero el propósito de fondo sí: consumir una buena dosis de cine estimulante.
La elección de filmes no fue fortuita. Verlas juntas permite hacer muchas conexiones. Partamos por el título: tanto en Garden state como en Elizabethtown hace referencia a un pueblo -o estado- vinculado al origen del protagonista, por lo que aún sin verlas podemos vislumbrar algo de la trama: el regreso a las raíces. O el reencuentro con el pasado. Sigamos con los personajes principales: Drew, por un lado, y Largeman, por otro. Coincidentemente ambos han tenido fracasos en sus respectivas carreras, uno como actor y el otro como diseñador de zapatos. Es decir, ambos se sienten frustrados y acabados. Continuemos con la razón del regreso a sus orígenes: la muerte. Es el funeral de una madre, en un caso, y el funeral de un padre, en el otro, el motivo de su retorno. O dicho de otro modo, es la fragilidad y finitud de la vida la que en ambos casos los invita a encontrar un sentido. Prosigamos con la falta de comunicación con la familia. Con la búsqueda de una identidad. Con los conceptos de éxito, fracaso y grandeza. Con el rol fundamental de la banda sonora. Y finalicemos estos vínculos con el amor. Es Sam, en Garden State, y Claire, en Elizabethtown, el soplo de aire fresco que saca al protagonista de su letargo: el mismo personaje vestido de diferente actriz.
Dejemos a un lado estos enlaces y concentrémonos en Garden State. Me gustó su tono, es muy actual, muy afín con las nuevas generaciones. Se siente cercana. Maneja una melancolía irónica, esa es la forma mediante la cual se nos relata la historia. Un humor nostálgico la ronda. Y es ese carácter el que le da más fuerza. Más peso. Zach Braff -director, guionista y protagonista de la cinta- supo llenar la pantalla de personajes entrañables, anécdotas divertidas y buena música, dando lugar a un filme que refleja con gran honestidad la angustia propia de la post adolescencia.
Ahora enfoquémonos en Elizabethtown. Si les carga Cameron Crowe y consideran que Jerry Maguire y Casi famosos son una lata, paren de leer. Tampoco les gustará ésta. Pero si tienen tolerancia a los momentos íntimos, la amarán, o por lo menos les gustará. Está llena de diálogos potentes y escenas conmovedoras. Hasta puede que entre a tu lista de películas favoritas, sólo por lo que logra provocar. Se trata de pedazos de vida capturados en la pantalla, simple, optimista y hermosamente.
Ahora sigamos relacionándolas. Ambas son ejemplos de lo que los gringos llaman “feel good movies”, pero categorizarlas así es disminuirlas, quitarles mérito a su pequeña grandeza. Una y otra son películas que nos hablan de nuestros caminos en busca de significados, de caer y levantarse, del amor, de la vida misma. Se trata de películas con alma, y cuando se logra ver eso, encantan.
2 comentarios:
uuu!!!
yo vi el otro día Garden State...la pilé en el cable como no se a que hora...
y si!..me gustó...amo a nataly Portman, aunque le pongan pinta de pueblerina sigue siendo bella, y aww...ucha..si soy mamona y me gustan esas peliculas y etc etc...pero amé cuando él no se quiso tirar a la picina y cuando vio el video del patinaje..y cuando le dio el beso y el amigo estaba al lao mirando...y cuando contó la muerte de la mamá y no le importaba y ella lloraba...hahaha....linda linda...
ya..chao...ahora retomo mi imagen de mujer ruda y espero que este pot nunca nadie lo lea...solo tu..y despué de que lo hagas se autodestruirá en 5 segundos...
FIN!
jajaj Elizabethtown también la están dando en el cable, en cinecanal. Búscala pa q veas lo parecidas que son.
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